Hambre, pena y el genoma humano


Los experimentos realizados con ratones, de los que ya hemos hablado en nuestro blog, fueron fruto del interés de relacionar el estilo de vida con la descendencia, y no en vano, ya que se ha observado que las dificultades de algunas generaciones han repercutido fisiológicamente sobre los hijos de estas. La epigenética juega su papel aquí, donde se someten en los laboratorios a condiciones de estrés y hambruna. 


Uno de los casos más sonoros en humanos, se observa en aquellos que sufrieron hambruna en Holanda en 1944 por la crueldad de la guerra combinada con un invierno duro. Los hijos de estas personas desarrollaron, ya de adultos, problemas metabólicos como la diabetes, obesidad o enfermedades cardiovasculares (aunque no se pudo observar hasta 60 años después). Para determinar estos cambios se compararon los genes con parientes no expuestos al hambre en la década de los 40, sin embargo, los cambios no estaban en los genes sino en las metilaciones de éstos (mayormente en IGF2, el cual normalmente se mantiene inalterado en embriones). 


Por razones obvias los experimentos en humanos son difíciles, ya que no se puede mantener unas condiciones constantes ni utilizar controles por las variaciones genéticas. 


Uno de los escenarios más estresantes que ha sufrido la humanidad a lo largo de la historia ha sido el Holocausto. Los investigadores han intentado determinar cambios reveladores en el genoma de aquellos que saben que son hijos de las personas afinadas en estos campos de concentración pero no han encontrado causa-efecto. Si que se han encontrado cambios epigenéticos, aun ante tan bajo el número experimentación y control, ya que se observan condiciones que se dan como resultado a un trauma. 


Teniendo en cuenta los experimentos realizados con las respuestas al estrés de las crías de ratas, se buscó similitudes en humanos que se habían suicidado. Las marcas epigenéticas que se encontraron coinciden con las encontradas en ratas y corresponden con personas que han sufrido abusos en la infancia.




Una línea de investigación ajena a las metilaciones son las histonas, las cuales se sabe que son las proteínas encargadas de mantener más o menos empaquetado el DNA dentro del núcleo. El tipo de histona varía con el tiempo y, tanto en roedores como en humanos, dependiendo del tipo se modifica la plasticidad neuronal. En roedores adultos se ha observado que la producción de un tipo específico de histona es crucial para la memoria y procesos cognitivos, además de fomentarse la producción de dichas histonas durante el aprendizaje afirmando el componente epigenético en la síntesis de éstas proteínas.


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